CUQUINUNI
Finde de reencuentros, almuerzo de pescaito frito en la cocina, sobremesa de charla sobre cómo va el mundo y cómo arreglarlo y salida obligada a los cacharritos.
Después la tarde se nubló y comenzó a caer cubazos de agua, menos mal que siempre hay un bar cerca...la verdad que el café ha sido de lo más variopinto, primero porque ocupamos el espacio en el que en otros tiempos significaba noche sin fin, después porque hemos realizado una improvisada sesión fotográfica con Cuquinuni,( que si no lo conocéis ahora os indicaré como descubrir otro concepto de los complementos) conjugando la nocturnidad con los gritos infantiles, y para terminar porque hemos tenido una baja febril.
Una tarde de lo más completa, y aún queda lo mejor, porque cuando los amigos nos visitan no es solo pasar momentos juntos, no, es sentir cómo nos mejoran los años y cómo cada vez, aunque el tiempo se espacie, nos relaja más las charlas de construcción y deconstrucción.
Gracias, amigos, por ser como sois porque por eso teneis ese rincocito en nuestro corazón que a veces, en nuestra ausencia, teneis que rellenar con frutos secos.
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